¿Podré vencer a los celos?
Esa es una pregunta que todos nos hacemos. La respuesta es SÍ, pero hay que esforzarse. Todo depende de la gravedad de nuestra situación. Desde pequeños manifestamos celos en diferentes situaciones: con nuestras amistades, en la escuela, en todas partes. Cuando llegan los amores surgen los celos hacia nuestra pareja.
Debemos partir de que en una relación hay aspectos que no se pueden modificar, como por ejemplo, la personalidad de cada uno. Infidelidad y celos son dos factores con los que aprendemos a vivir, y hay alternativas para enfrentarlas: una buena comunicación.
Sentimos celos al pensar que somos “dueños”, “propietarios” de la otra persona, lo que de entrada es un grave error.
Los celos generalmente nos ofrecen temores, inseguridad y expectativas sin fundamento.
En el hombre, el resultado es miedo a la pérdida de la relación, sentimientos de humillación, pensamientos cargados de fantasías tristes y de odio que inundan nuestro cerebro, sentir que estamos haciendo el ridículo ante todos. Es por ello que muchos de nosotros tomamos una actitud hostil con amenazas, regaños, prohibiciones y otras situaciones, donde se revela ¿qué cosa? nuestra inseguridad.
En la mujer, generalmente los celos se manifiestan de otra forma. Existe el temor a ser abandonada, a ser excluida por su pareja. Incluso en ocasiones ella llega a “aceptar” que su pareja tenga alguna que otra correría. Escribí aceptar entre comillas, pues posiblemente esa situación tenga un límite.
Nos olvidamos que cuando dos personas se unen como pareja existe un compromiso a respetar. Si existe desconfianza continuada de una de las partes o de las dos, esa relación pierde su sentido. ¿Qué hacer? Aprender a confiar. No ver fantasmas donde no los hay. Si los celos son un problema muy grande para usted, es recomendable que acuda a recibir una ayuda profesional. Vale la pena.
La infidelidad puede ser el resultado de una crisis de la pareja no resuelta a tiempo. Debemos conocer a nuestra pareja, brindarle amor y satisfacerla sexualmente. También debemos reconocerla y satisfacerla espiritualmente. Debemos evitar que los problemas se acumulen sin ser resueltos. Sobre este asunto también me referiré después.
Muy importante: jamás lograremos nada aplicando la fuerza o la intimidación. Eso no es amor, así no tiene sentido vivir en pareja, pues usted sufre y hace sufrir a su pareja. Si hay hijos, ellos sufrirán también.
El esperar lealtad o fidelidad es una expectativa para la cual no hay remedio. Apegarnos a los valores a los que les damos sentido y respetar que la otra parte pueda coincidir o no es una buena fórmula para no sufrir.
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